Díaz llama a desarrollar el potencial micológico del Moncayo, de la mano de la investigación, para asentar población, crear riqueza y preservar la biodiversidad
La Asociación de Parques Micológicos de Aragón –MicoAragón- ha celebrado hoy una reunión informativa en el Centro de Interpretación de Agramonte para difundir su labor y buscar nuevas adhesiones entre los municipios del Parque Natural del Moncayo. El objetivo es seguir creciendo para crear una red excelente y de referencia en la Comunidad para la gestión y valorización de los recursos micológicos bajo criterios científicos.
La jornada, impulsada desde el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), ha contado con la participación de la consejera de Ciencia, Maru Díaz, quien ha puesto en valor todo el potencial micológico que atesora la zona –con cerca de 650 toneladas de producción en años buenos y un 50% de población recolectora- y ha reivindicado su papel “catalizador” para generar actividad económica y asentar población en el territorio con una actividad respetuosa con el medio ambiente y que ayuda a preservar la biodiversidad.
A la reunión, han asistido representantes de los municipios propietarios forestales del Moncayo, como son Añón, Tarazona, San Martín de la Virgen del Moncayo, Purujosa, Lituénigo, Litago, Talamantes, Calcena, Trasobares y Trasmoz, así como responsables del Parque Natural, del Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente y los directores del CITA, de Medio Natural y Cambio Climático y Educación Ambiental. También han intervenido miembros de la Asociación Micológica San Martín de Moncayo y de la Asociación Micológica Cesaraugusta.
El área del Moncayo es uno de los principales territorios micológicos de Aragón, según ha destacado la consejera, cuya gestión sostenible y valorización se pretende mejorar ahora desde la iniciativa MicoAragón, que pretende facilitar “llave en mano” a los municipios productores los trámites técnicos y administrativos derivados de la gestión de estos recursos.
La Asociación es fruto del trabajo del Grupo Operativo MicoAragón, coordinado desde el CITA y financiado por el Programa de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, que ha realizado además un diagnóstico del potencial micológico de la Comunidad y que ha puesto en marcha una plataforma informática (www.micoaragon.es) para facilitar a los municipios la expedición automática de permisos de recolección y para ofrecer información relevante a recolectores y micoturistas.
“Esta iniciativa no solo tiene como objetivo que la actividad económica se produzca en nuestros pueblos, sino que también busca ordenar la extracción de los recursos micológicos en nuestra comunidad, haciéndola ambientalmente sostenible”, ha subrayado Díaz, tras reivindicar las funciones ecológicas de los hongos para la preservación de la biodiversidad.
Junto al control, la coordinación y la prevención de posibles conflictos en el uso de espacios forestales, la responsable autonómica ha señalado al desarrollo del micoturismo, “un valor al alza en un medio natural tan rico como el aragonés”, y a la creación de una industria alimentaria de calidad como principales objetivos de la iniciativa.
Y todo ello, ha querido insistir, acompasado con la investigación agroalimentaria, tanto a nivel científico-técnico, como a nivel comercial o de innovación de producto. “Una investigación que se centrifuga por todo el territorio” –ha dicho- y que “es clave para aportar soluciones en un contexto de emergencia climática”.
En este sentido, según ha avanzado, el CITA participa actualmente en dos proyectos de investigación relacionados con la micología en esta zona. Se trata del proyecto Blackdynamite, que estudia la competencia entre la trufa negra de invierno y la de verano ante el cambio climático en áreas silvestres de Aragón, Cataluña, Castilla y León y Suiza; y del proyecto C02PPICE, que evalúa el efecto de los programas de gestión adaptativa que se han llevado a cabo sobre montes bajo de roble rebollo del entorno del Moncayo, en varios ámbitos, entre ellos, la producción micológica, la producción de biomasa o la captura de carbono.
Por parte de la Asociación de Parques Micológicos, ha intervenido su presidente Benito Lacasa, que ha invitado a los municipios a sumarse a la red para una “gestión multifuncional que ayude a preservar los recursos y sus funciones sociales, turísticas y agroalimentarias”.
También han participado en la jornada el chef del restaurante El Saboya 21, de Tarazona, José Tazueco, quien ha hablado sobre la importancia de la gastronomía micológica en la zona, y el del Molino de Berola, en Vera de Moncayo, Miguel Ángel Ibáñez, propietario a su vez de parcelas de investigación monitorizadas en montes productores de trufas silvestres.
Por su parte, el gerente de Atades–Gardeniers, Félix Arrizabalaga, ha explicado cómo la micología puede ser también un recurso para la inserción laboral en economía social y ha celebrado el trabajo conjunto con el CITA que dará frutos pronto con un nuevo proyecto PDR para el cultivo de hongos y su valorizacion.
Tras la reunión, todos los asistentes –guiados por la directora del CITA, Lucía Soriano; el coordinador del proyecto MicoAragón, Fernando Martínez-Peña, y el investigador ARAID Juan Pedro Ferrio, responsable del proyecto CO2PPICE- han hecho un recorrido a pie por el Moncayo para conocer los proyectos de investigación e innovación micológica que lleva a cabo el centro agroalimentario en el parque natural.
Más de 10.300 hectáreas productivas en el Moncayo
Los municipios pertenecientes al Parque Natural del Moncayo atesoran un elevado potencial micológico, gracias a la amplia diversidad de hábitats y especies de setas, el alto porcentaje de población recolectora local y la alta atractividad micoturística de la zona. No en vano, en esta zona, que presenta una gran diversidad de hábitats productores con pinares albares, robledales, hayedos y encinares, existen más de 10.300 hectáreas productivas de hongos silvestres comestibles, de las que el 32% son de alta accesibilidad.
La diversidad de especies arbóreas y suelos tiene como resultado una elevada diversidad de setas. De hecho, pueden encontrarse las principales especies de interés socioeconómico del mercado internacional, como los “rebollones o níscalos” (Lactarius grupo deliciosus), los “boletus” Boletus grupo edulis, o las trufas de invierno (Tuber melanosporum) y de verano (Tuber aestivum).
Se estima que en la parte aragonesa del Moncayo pueden llegar a producirse 647 toneladas de setas comestibles en años buenos, de las que se recolectarían en torno al 23% (esto es, unas 150 toneladas al año). También es digno de destacar el elevado porcentaje de población recolectora estimado en los municipios de la zona del Moncayo, el 50%, siendo el segundo más alto de Aragón después del de la Sierra de Albarracín.
Se trata de una recolección principalmente recreativa y para autoconsumo. Destaca la recolección del rebollón realizada por el 100% de los recolectores, el “boletus” por el 60% de los mismos, la seta de cardo (Pleurotus eryngii) por el 25% y otras, como el rebozuelo (Cantharellus cibarius) (10%) o las senderillas (Marasmius oreades) (10%).
Además, desde el punto de vista micoturístico, el Moncayo se encuentra en una posición geográfica privilegiada y accesible desde grandes núcleos de población, lo que lo hace especialmente interesante para el desarrollo de nuevas actividades turísticas basadas en los recursos micológicos. Según los últimos datos disponibles, el 38,7% de los turistas que realizan micoturismo en Aragón eligen la provincia de Zaragoza.